La realidad es que para agradecer tienes que saber dónde estabas, y de dónde Dios te sacó porque si no sabes dónde estuviste, ¿cómo valoras lo que tienes hoy para agradecerlo? Para vivir agradecidos tenemos que estar conscientes de dónde estamos, de quienes somos y quién es el Dios al cual le servimos. Nosotros, los hijos de Dios, tenemos el regalo MÁS grande y ese es LA GRACIA. Jesús pasó el dolor más grande que cualquier humano pueda soportar, un dolor que ni tú ni yo pudiésemos resistir, pero él lo hizo en obediencia al Padre para nuestra preservación. Jesús murió para que tú y yo hoy podamos vivir para nuestro Dios.
En nuestro caminar hemos aprendido que el agradecimiento no está condicionado a situaciones agradables, sino que el agradecimiento es una postura en la cual se vive cuando sabemos que SU gracia es suficiente. No importa lo duro que estés viviendo, AGRADECE, no importa lo feliz que estés, AGRADECE porque nuestro agradecimiento no nace por nuestras circunstancias sino por el Dios que nos amó con un amor inigualable sin nosotros merecerlo. Tenemos que saber y reconocer que no importa lo que pase estamos en su propósito y su voluntad se cumple a través de cada proceso de vida que atravesamos. No hay dolor tan grande como para impedir su voluntad. El dolor más grande documentado en la humanidad lo pasó Jesús en la cruz y ese dolor trajo gloria y agrado al Padre, es por eso por lo que hoy nosotros tenemos vida y podemos AGRADECER a nuestro Dios.
La gracia es suficiente para vivir agradecido y para cada día recordar que nuestras vidas pudieron haber tenido un resultado distinto, pero aquí estamos, con distintas situaciones y experiencias de vida, pero con un denominador común: LA GRACIA. Nuestro Apóstol enseñaba que, de todos los días festivos, el único que te lleva a una acción es este día. ¿Qué acción tomas hoy para agradecer? Hoy yo levantamos nuestras manos, corazones, pensamientos y emociones para reconocer, UNA VEZ MÁS, que nuestro Dios está por encima de todo, que por Su gracia estamos aquí y que su voluntad es buena, agradable y perfecta.
¡Hay tanto que agradecer, y por encima de eso SU GRACIA ES SUFICIENTE!
Les bendecimos,
Enid y Bianca
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