¡Hola!
Mi nombre es Sue Ellen y soy la pastora de adoración de EpicenterChurch.
Hoy, quiero compartirles algo que ha estado en mi corazón desde hace un tiempo, acerca de nuestro tiempo de adoración en los servicios.
En el Salmo 150:6 dice ¡Que todo lo que respire alabe al Señor!
Y como el cuerpo de Cristo, estamos llamados a adorarle, alabarle, y exaltarle.
La adoración, no es un segmento de entretenimiento, o un relleno durante el servicio.
Este tiempo es para estar con nuestro padre, para ir ante su presencia y agradecer todo lo que ha hecho y reconocer su soberanía sobre nosotros.
¡ La adoración es parte de nuestra ofrenda!
Cuando nos reunimos en cada servicio, preparamos el ambiente para lo que
Dios quiere hacer.
Nuestra voz, tiene una frecuencia específica que ninguna otra persona tiene. El no venir o participar en ese momento, es como un rompecabezas incompleto. Puedes tener 90 piezas armadas, pero si no tienes las 100 piezas, aunque puedas ver más o menos lo que es el rompecabezas, ¡ simplemente no está completo!
Sabiendo que Dios te ha llevado a donde hoy te congregas, tu presencia y participación son necesarias para abrir los cielos.
Es realmente sorprendente lo que puedes sentir cuando entregas tu espíritu, alma, y cuerpo en la adoración: plenitud, felicidad, renovación, restauración, sanación, etc.
Dios puede hacer tantas cosas durante este tiempo. Y no me malinterpretes, este no es el momento de pedirle que haga estas cosas, pero debido a su infinita gracia, mientras te rindes y te vuelves vulnerable frente a Él, Él hará lo que necesita ser hecho en ti.
La adoración, es un acto de entrega total.
Empieza por levantarte y no quedarte sentado.
Cierra los ojos y pídele al Espíritu Santo que te enseñe a adorar.
¡No hay una forma específica de hacerlo!
Hace muchos años atrás, levantar las manos era muy difícil de hacer para mi.
Me sentía demasiado vulnerable.
Incluso, hasta hace unos año atras, me di cuenta que había rendido totalmente mi voz pero no mi cuerpo. No era capaz de moverme mucho mientras cantaba
durante el tiempo de adoración pensando en cómo me vería.
Sin embargo, al pedirle al espíritu santo que me enseñara, y simplemente dejar que el obrara en mi, hoy extiendo mis brazos, danzo en el espíritu; me arrodillo ante en su presencia.
¿Y saben qué? me arrepiento de no haberlo hecho antes.
Adorar en total libertad es algo que no tiene precio.
¿Y sabes algo más?
¡Tú tienes acceso TOTAL a ella!
Te Exhorto este próximo domingo: llega temprano, alinea tu mente en el momento, y simplemente entrégate en adoración.
Dios es lo más importante una vez que entras a tu lugar de congregarte.
Él es nuestro Padre, quien nos espera con brazos abiertos a tener un nuevo encuentro.
Te aseguro que tus domingos cambiarán y ya nada será igual.
Mi casa, Donde Dios me hace libre....
Los amo a todos...