Sé que recientemente ya se había tocado el tema de la sanidad. Sin embargo, quiero compartirles algo que está en mi corazón sobre este tema.
Es curioso como en nuestra humanidad somos muy rápidos para decir que estamos enfermos. Vemos o sentimos algo en nuestro cuerpo y nos auto-diagnosticamos.
Abrimos google, buscamos los síntomas, y le ponemos nombre.
En proverbios 18:21 dice: La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.
Cuando le ponemos nombre a tal enfermedad y la declaramos como nuestra, le estamos dando la autoridad para reinar en nuestro cuerpo.
Conozco a 2 personas muy allegadas a mí que ciertamente están pasando por síntomas muy retantes.
Veo como una de ellas se consume. Es evidente su amargura y cómo ha hecho de tales síntomas tan parte de ella y de su vocablo diario. He podido ver como sus palabras han calado tan hondo, dañando aún más sus ánimos y su cuerpo.
Por otra parte, veo a la otra persona quién apesar de tener síntomas diferentes pero igual de retantes, siempre tiene una sonrisa, un entendimiento de que apesar de que hay momentos difíciles, reconoce que Dios ha estado y está en su proceso.
En ella puedo ver una fe que no ha podido ser desvanecida. He podido escuchar una voz con la esperanza de que el orden de Dios llegará en su debido tiempo.
¡El gozo de Dios sigue latente en ella!
Su sonrisa podra menguar de vez en cuando, pero nunca se va completamente.
Sus carcajadas siempre me bendicen.
En Isaías53:5 dice: Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Tenemos la legalidad de tener orden en nuestros cuerpos. Por eso tenemos que estar conscientes a qué le estamos dando vida con lo que sale de nuestras bocas.
No puedo decir que nunca pasarás por síntomas aún declarando el orden de Dios sobre tí, por que él obra de maneras misteriosas. Pero sí puedo decirte que si esta dentro de su voluntad, enfermedades te saltarán y si aún entrasen, pudieran rápidamente salir si CREES.
Tener FE de que Dios lo puede hacer es la llave.
Dios hizo y sigue haciendo milagros.
Yo fui curada de reflujo en mi pulmón cuando tenia 2 años . En aquel tiempo necesitaba tener cirugía. Sin embargo mi abuela, una mujer de fe, me llevó al altar de su congregación y pidió oración por mí. Alrededor de unas semanas antes de la cirugía me tomaron una placas y para la alegría de todos, ya no había necesidad de ser operada ya que los resultados mostraban que mi pulmón tenía una cicatriz como si ya me hubiesen hecho una cirugía. Mi Dios, médico de excelencia, intervino y fui curada.
Ya en mi adultez, tambien tuve mi proceso con cancer de tiroides en donde tuve que ser operada dos veces. Y apesar de que fue doloroso y de muchas interrogantes, amarrados mi esposo y yo de nuestra fe, nunca permitimos que la tristeza pudiera hacer hogar en nosotros.
Había un niño de por medio del cual sabíamos que Dios nos permitiria estar junto a él por mucho tiempo.
Apesar de que la enfermedad entró en mí, Dios mismo también la sacó y hoy puedo ser testimonio de que Dios cura.
Hoy tengo la legalidad para poder alinearme con el cielo e interceder por sanidad para otros.
Si estás pasando por síntomas, velo como eso, sólo síntomas. Conecta con el Padre y que de tu boca pueda salir el nombre que es sobre todo nombre: ¡Jesús!
Por su sangre, ¡hoy podemos reclamar nuestra sanidad!
Te invito a que te atrevas a CREER no importando por el síntoma o diagnóstico por el que estés pasando, y que te dejes guiar por su perfecto plan erterno.
Habla vida.
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